Socionalista Fabián Vilas - 2001
Constantemente se relacionan el tiempo libre y la recreación como dos
cosas que van o deben ir de la mano. Se le adjudica al tiempo libre el papel de
reducto único de la recreación y a la vez que se le condiciona en tanto debe
ser un tiempo constituido por características
que garanticen la libertad plena. De hecho entiendo que son muchas las veces que cometemos el error de ser muy críticos con el sistema social imperante- liberal, consumista, acumulador, despersonalizante, que nos plantea un
tiempo libre solo para descansar y realizar actividades y acciones alienantes- que reproducimos la misma lógica liberal que criticamos al intentar decir lo
que se debe hacer.
El tiempo libre tiene un carácter tan subjetivo que podría decirse que
hay tantos tiempos libres como cada persona que habita este planeta.
Desde esta perspectiva subjetiva y tendenciosa desarrollaremos a continuación una concepción del tiempo libre en el marco de un tiempo social configurándolo como el tiempo nuestro, propio que dedicamos a uno mismo en relación con los
otros y con el contexto que interaccionamos.
Al hablar de tiempo libre nos remite inmediatamente a la noción de un
tiempo social, constituyente de lo que denominamos vida cotidiana. Entendemos a
esta como el tiempo y el espacio donde aparecen de forma inmediata las
relaciones que los sujetos mantienen entre sí y con el entorno que los rodea en
función de sus necesidades.
“Es la manifestación inmediata
en un tiempo, en un ritmo y en un espacio de las complejas relaciones que
regulan la vida de los sujetos en una época histórica determinada” ( Pichón
Riviere). Siguiendo a Pichón, podemos distinguir en la vida cotidiana tres
regiones en donde se desarrollan las relaciones y satisfacen las necesidades
antes mencionadas, estas regiones son: el trabajo, la familia/ lo íntimo y el
tiempo libre. Cada una de ellas tiene sus particularidades en las que emergen
distintas necesidades, se satisfacen y se desarrollan acciones diferentes entre
sí. Es en nuestro recorrido por las mismas que construimos nuestra
subjetividad. Ninguna va en detrimento de la otra, las tres regiones están
articuladas y se complementan permanentemente.
Esa
porción de tiempo, que denominamos libre será aquella desde donde realizar, a
nuestro criterio, una crítica, un cambio en lo cotidiano desde la misma
realidad de los sujetos. Dada esta condición creemos que la recreación es una de
las propuestas posibles y pertinentes a desarrollarse en este tiempo individual y
colectivo.
En
el sistema en que vivimos encontramos que los condicionamientos externos son
múltiples y nos penetran permanentemente haciendo que se repitan conductas y
acciones en todas las esferas de nuestra vida. De hecho podemos decir que la
opción que cada uno hace de sus actividades sólo revela por momentos una
libertad ilusoria. La influencia del orden social intenta con eficacia, que las
conductas de los individuos en el marco de una organización estructurada, se
den dentro de lo permitido y lo conocido.
Cotidiana
y culturalmente denominamos libre a esa parte del tiempo que queda después de
las obligaciones laborales, educativas y familiares.
Si
nos detuviéramos por un momento a
analizar este hecho nos sorprendería notar que concretamente ese tiempo más que
libre es “desocupado, liberado de, a llenar, a soportar”, donde se permiten o esta
solamente bien vista, vaya a saber por el ojo de quien, aquellas acciones que
son significativas para el sistema
social imperante.
De
lo que se trata es que esa porción de tiempo sea en el cual la práctica de la
libertad este permanentemente en juego entre los condicionamientos exteriores y
las necesidades internas de los sujetos, donde el grado de autonomía de la
rutina cobre su nivel más alto.
El
sentido de un tiempo vivido como propio ( Joseph Leif) será lo que
marque la distinción.
Tener
un tiempo propio no consistirá en estar a disposición de ese tiempo, sino en
poder disponer uno mismo de este sin restricciones impuestas desde el exterior,
desde una visión alternativa y saludable que facilite la participación y la
ciudadanía activa. El tiempo libre será aquel donde realmente sea
posible ejercer la libertad.
En
concreto proponemos no un tiempo libre sino un sujeto libre en el tiempo y
constructor de su propio tiempo en relación con los otros.
Bibliografía
consultada-
Joseph
Leif- Tiempo libre y tiempo para uno mismo- “Un reto educativo
y
cultural”
Ed. Narcea
S.A. Ediciones- Madrid- España- 1992
Ana P.
de Quiroga y Josefina Racedo - Crítica a
la Vida Cotidiana-
Ediciones
Cinco- Buenos Aires – Argentina- 1988
Vivencias significativas:
Charlas con amigos y amigas en algunos bares y hogares de Montevideo.
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